El yacimiento arqueológico de “La Cabañeta” es un asentamiento extensión situado en llano sobre la primera terraza del río Ebro, protegido por ésta de de gran sus avenidas.
Aunque la primera alusión sobre el lugar, relacionándolo con un hábitat antiguo, data ya de mediados del siglo XVIII, no será hasta 1994, cuando el mismo no comience a ser prospectado con una recogida sistemática del material arqueológico hallado en superficie, y ya en 1997 se procediese a iniciar la excavación arqueológica del lugar.
Hoy se ha comprado que el yacimiento se extiende por una zona rectangular con unas dimensiones próximas a 32 Ha. De ellas, 20 están rodeadas por tres de sus lados por un amplio foso, quedando el cuarto flanco protegido por el propio río; las otras 12 corresponderán a una zona de ocupación exterior.
Se han venido realizado, desde 1997, varias campañas de excavación bajo la dirección de los arqueólogos don Antonio Ferreruela Gonzalvo y don José Antonio Mínguez Morales. Para ello se ha contado, en las sucesivas actuaciones, con la colaboración del Gobierno de Aragón, la Diputación Provincial de Zaragoza y los Ministerios de Fomento y Cultura.
Para la primera campaña se eligió la cara NE. del hábitat principal, dónde se localizaba con claridad una superposición de pavimentos de signinum y mortero blanco respectivamente, y que aparecían separados por un estrato de tierra de en torno a 0,80 m. de altura. Estas estructuras respondían a dos edificios termales superpuestos de enorme por la escasez de hallazgos de tales establecimientos en Hispania durante la república romana.
Igualmente se actuó en una zona próxima al corte del foso con la terraza. Aquí se exhumaron los restos de una zona de servicios, con pequeñas habitaciones cuadrangulares con muros de tapia enlucidos con estuco blanco y suelos de cal o de tierra apisonada, que en una de las estancias presenta como base un lecho de cantos rodados; así mismo también se localizó un complejo de transformación de alimentos: molienda de trigo y posiblemente decantación de líquidos. Toda la zona estaba cubierta por una capa de cenizas y carbones, que evidenciaban una destrucción violenta, así mismo hay que señalar que el material arqueológico recuperado, (cerámico y metálico), es muy abundante y de gran interés.
En 1998, la acción se centró en dos zonas diferentes; por una parte se prosiguieron los trabajos en la zona de las termas, y, de otra, efectuaron diferentes catas en los campos de labor alquilados al efecto por el Ayuntamiento, a fin de comprobar la existencia, o no, de niveles intactos en los terrenos agrícolas y así pudo constatarse que bajo el nivel revuelto por el arado se localiza un nivel intacto con una potencia de entre 20 y 45 centímetros, presentando diferentes tipos de estructuras y abundante material arqueológico. Es más, en la novena cata, apareció un suelo duro en opus signinum que obligó a ampliar para comprobar que extensión tenía la citada habitación. Al proceder a la limpieza del pavimento comprobamos que en su parte Sur, presentaba una inscripción realizada con teselas blancas, desarrollándose en 4 líneas incompletas pues faltan, por la acción del arado, unos 80 centímetros al inicio y otros 20 centímetros al final de la inscripción. De su lectura se ha deducido que se trata de una inscripción, en latín, de carácter público que da testimonio de la colocación, por parte de dos magistri, de un ara y de la adecuación de la estancia destinada a albergarla, especificando su cuidado a la hora de pavimentarla y de revestirla de estuco.
La tercera campaña de excavación se desarrolló entre julio y agosto de 1999, centrándose en el edificio donde se localizó la inscripción, y efectuando nuevas catas en diferentes campos de labor que permiten constatar el buen estado de conservación del yacimiento, con una potencia de 30-35 centímetros conservado por debajo de los niveles revueltos por el arado.
En el año 2000, se trabajó en la ampliación del edificio excavado en el año anterior, y permitió confirmar la funcionalidad del mismo, que respondería a un edificio de almacenaje de mercancías, es decir, un horreum. Parece que inmigrantes itálicos constituirían aquí la sede de una corporación, probablemente con una finalidad mercantil, para defender los intereses comerciales de sus miembros.
Las dos últimas intervenciones, campañas 2003-2004, la primera a cargo de la empresa Al-Mulk, S. L. y la segunda llevada a efecto directamente por el Ayuntamiento han corroborado la importancia del recinto termal, al exhumarse exhumar la mayor parte de un gran conjunto destinado al baño, muy bien conservada salvo su extremo norte, que se ha perdido por desplome de la terraza fluvial. Cuenta con tres grandes bloques constructivos: área de servicios (cisternas, almacenes, etc.), área de estancias dedicadas al baño, distribuidas en dos circuitos independientes, con toda seguridad destinados a hombres y mujeres ( apodyterium / frigidarium, , tepidarium, caldarium, sudatorium, etc) y, por último, una amplia palestra (de no menos de 400 m2 ), que denota una clara influencia griega, dedicada a practicar ejercicios gimnásticos. Es de destacarque las habitaciones nobles se hallan pavimentadas en opus signinum, con decoración de teselas simplemente esparcidas por su superficie o en retícula de rombos realizada mediante teselas blancas.
Del estudio preliminar de todo ello se desprende que “La Cabañeta” de El Burgo de Ebro se comenzó a habitar en el siglo II a. C hacia la segunda mitad, terminando su ocupación en el primer tercio del S. I a. C, probablemente coincidiendo con las Guerras Sertorianas.
Aunque es difícil relacionar el establecimiento de este yacimiento con algún hecho histórico, puede pensarse que su origen podría estar en el asentamiento de un campamento militar para el mantenimiento de la presencia romana, a mediados del siglo II a. C., en la zona sedetana, mientras que se desarrollan las Guerras Celtibéricas, que se estabilizaría a su conclusión, transformándose en ciudad, tal y como parece indicar la inscripción latina aparecida. El asentamiento dejarçía de ocuparse con las Guerras Sertorianas, las cuales tuvieron su momento álgido entre los años 80 y 75 a. C. en el valle del Ebro; en este momento se constata la destrucción de yacimientos como Contrebia Belaisca, (Botorrita) o el Cabezo de las Minas en Azaila, y cabría ponerlo en relación con el oppidum de origen militar, Castra Aelia, citado por Tito Livio dentro de los acontecimientos de la campaña sertoriana del año 77 a. C.